Las ventas en Premieur o Futuros en el mundo del vino son bien conocidas.
Cuando los distribuidores compran el vino a las vinícolas, normalmente compran el vino que ya está realizado, añejado, embotellado y listo para venderse, es decir, que se adquieren vinos de cosechas anteriores a la fecha de compra, esto para asegurar el abasto y sobre todo para conocer la calidad del vino que se está comprando.
Pero cuando el vino solicitado es de una gran calidad, con una reputación confirmada y constante año con año, la vinícola se puede dar el lujo de vender las cosechas que aún no han estado terminadas, es decir cuando el vino apenas se está vinificando o añejando y aún no está lista para venderse. Este tipo de compras siempre es una ventaja tanto para la vinícola como para el comprador, la vinícola asegura la venta total de su producción y el comprador adquiere el vino en cuestión a mucho menor precio del que tendría una vez terminado y listo para salir al mercado, haciendo así una gran inversión y una ganancia muy jugosa para el distribuidor, que generalmente genera una gran especulación en esta industria.
Pero ¿cuando nació este tipos de ventas? ¿cuáles fueron los primeros productos agrícolas que se vendieron bajo este concepto?
Las ventas a futuro como las conocemos hoy en día y que son todo un suceso en el mundo del vino. Se inició en la antigua Holanda, en 1636, una época en que éste país estaba rebosante en su economía y se podían dar el lujo de comprarse “caprichos”. Se le llamaba “windhandel” e inició con las ventas de los Tulipanes, increíble ¿no?
En aquella época Holanda era uno de los países más potencialmente económicos y de un gran variado comercio, donde se apreciaban en demasía los productos exóticos, sobre todo las flores que desde hacía unas décadas llegaban del Imperio Otomano (actual Turquía), los Tulipanes, y que ya establecidos en Holanda mutaban de forma y color, dando Tulipanes de una belleza exquisita.
Se dice que se llegó a pagar hasta 6,000 florines por un solo bulbo de tulipán, siendo solo de 150 florines el ingreso promedio anual.
Esta euforia de “especulación” también llamada “negocio de aire” no duró sino hasta el siguiente año, en 1637, un año con grandes complicaciones por la aparición de la peste bubónica, catapultando el precio de mano de obra y donde tras una subasta fallida el 1º de mayo, esta industria sucumbió al no haber ningún comprador. Lo que originó de inmediato la ruina de todos los compradores que habían comprado futuros y que se habían endeudado para alcanzar sus compras.
Los más inteligentes lograron vender algunas acciones un poco antes de este suceso, sin embargo la gran mayoría lo perdió todo, generando así también la industria de la “Venta de Valores” mejor conocida hoy en día como “Bolsa de Valores”.
En la actualidad las ventas de futuros en el mundo del Vino, generan una enorme ganancia a la industria garantizando su continuidad, se realiza en países como Francia, Italia, España y USA, entre otros. Y tú, ¿te arriesgarías a comprar en futuro?…
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